Habiendo trabajado durante casi dos décadas en la educación superior, he participado en la implantación de muchos sistemas informáticos diferentes. Siempre hay una multitud de factores en juego a la hora de elegir un nuevo sistema: las necesidades y el perfil del usuario final, el presupuesto disponible, el plazo de ejecución, la experiencia interna, etc. Cuando se trata de sistemas directamente relacionados con la enseñanza y el aprendizaje, como el sistema de gestión del aprendizaje (LMS), hay otro factor casi sacrosanto en juego: la pedagogía o el enfoque educativo utilizado. “No se trata de la tecnología, lo que importa es la pedagogía, la tecnología solo nos permite” es una frase que se suele escuchar. Del mismo modo, una vez alguien me dijo: “Comparar dos LMS diferentes es como comparar un Mercedes con un BMW, son diferentes, pero básicamente hacen lo mismo, todo se reduce a la preferencia”.